martes, 24 de mayo de 2011

Manifestus-a-um

Adjetivo latino de tres terminaciones, que, entre otras acepciones, significa "poner en evidencia". También puede querer decir " que da a conocer".
En contra de lo que muchos "pseudo-progres" parecer creer, un manifiesto no es una amalgama de ocurrencias consensuadas por aclamación vociferante en una mal llamada asamblea. Lejos de eso, un manifiesto se origina por lo general en el pensamiento de alguien, y suele conformar de alguna manera un corpus ideológico (o doctrinario incluso) que en no pocas ocasiones desemboca en algún tipo de credo, político mayormente. Muchos de estos manifiestos, cuando han tenido éxito han supuesto una desgracia, históricamente hablando. En tiempos recientes, y obviando antecedentes de siglos ha, que por supuesto, los hay; fueron los militares los que con mayor ardor se apuntaron a eso de "manifestarse". Desde Riego hasta Prim, con mención expresa de los independizadores de las colonias americanas, José de san Martín y Simón Bolívar, muchos fueron los hombres de armas que prefirieron las proclamas políticas al ejercicio de su bélico oficio al servicio de la bandera que les pagaba, ya con una intención o la contraria. El último en dedicarse a tales menesteres.. por ahora, fue un general gallego, bajito y de voz atiplada, que dejó hondo recuerdo en estos territorios.
No solo militares, sino también políticos, se dedicaron a redactar manifiestos (v.g., el manifiesto de Sandhurst, redactado por Cánovas del Castillo y remitido por el entonces joven Alfonso, hijo de su "bendita" madre Isabel II, desde Londres, gracias al cual nos quedamos sin la primera República)
En fin, que con motivos habitualmente espúreos, los manifiestos suelen darse entre gentes de determinada condición, con alguna intencionalidad política por lo común. Pero desde que a los señores Marx y Engels les dió por llamar Manifiesto a su formulación ideológica que postulaba, en resumidas cuentas, la lucha de clases, a muchos bienpensantes modernos les da por llamar "manifiesto" a sus retahílas de reivindicaciones, las cuales no encierran ni por asomo el menor atisbo de lo que se llama "idea". Dicho esto conviniendo en que la mayoría de esas ideas son desastrosas cuando se dan. El fascismo o el racismo son buenos ejemplos de ideas lamentables... pero ideas a fin de cuentas. También la "lucha de clases", que pusimos en práctica en este país a mediados de los años treinta del pasado siglo, fue una mala idea.
La última moda en lo que a manifiestos se refiere parece postular que lo mejor que se puede hacer en los tiempos actuales es no votar. Cierto es que los políticos son seres egocéntricos que vienen a causar bastante repulsión, pero eso es inevitable. Conforman una élite dentro de la cual se eligen entre ellos para conformar unas listas que exigen el refrendo del populacho mediante lo que se llama "votación". Y esta es la democracia que hay en cualquier país civilizado de occidente.
Podría decirse que es lo que hay. Se preconiza ahora, desde las plazas principales del país,y por gentes que poco han tardado en autoproclamarse "el pueblo" (ni que fueran el "Tercer Estado"), que no se vote, y se clama por el advenimiento de algo que llaman "democracia real". Algunos sociólogos dicen andar desconcertados ante el fenómeno de masas provocado por el poder de convocatoria de las nuevas tecnologías a traves de lo que se llaman "redes sociales". Muy propio lo de "redes".. por lo de "caer en las redes". Incluso algún catedrático eufórico compara estos hechos con los del Mayo francés; y hasta ve correlaciones, en el colmo de la frivolidad, con los movimientos revolucionarios de las repúblicas del mundo islámico.
Muy errados andan, a mi parecer, estos señores sociólogos. La capacidad del ser humano de apuntarse a cualquier cosa donde dar rienda suelta a su propio ego, es infinita, y mal haríamos en obviarla. No hay tras ello ningún manifiesto, ni ningún aserto que proceda del mundo de las ideas, sino del más prosaico de la notoriedad colectiva. Lo grave es que lo que se preconiza, el "no voto", es algo éticamente inasumible. No se puede no votar. Es una ofensa a miles de compatriotas que dieron su vida porque pudiéramos hacerlo. En el número 20 de la calle Atocha de Madrid hay una placa. Yo la leí una mañana de invierno de hace veintipico años. Rezaba así: "Aquí lucharon por la libertad, y murieron por defenderla..."

19 comentarios:

Kikko dijo...
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Kikko dijo...
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Kikko dijo...
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Kikko dijo...
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Esmaliat dijo...

Sé que puedo estar muy errado, pues desconozco las motivaciones y, desde luego, las últimas consecuencias de estos movimientos(que espero que no las tengan, porque sospecho las que pudieran ser), que creo que más que de masas, son ruidosos. Y no por que se respeten los turnos de palabra en las asambleas, sino por el ruído que hacen desde un punto de vista social. además, yo no he dicho "hordas", y el lenguaje es peyorativo según lo entienda el receptor. Sabes que siempre defenderé la licitud de emplear las palabras para intentar ajustar al máximo posible (el cien por cien es imposible) lo que se quiere decir. Yo lo que digo son dos cosas: que un chaval con trenzas y con los calzones caídos lanzando proclamas pueriles del tipo "abajo los banqueros" subido a una tarima megáfono en ristre, me puede caer hasta simpático, pero no hace ningún manifiesto. Y la otra, que para cambiar las cosas hay que empezar por la acción política (¿que es eso de "apolítica"?)y ésta empieza por votar en las elecciones, y luego más. Lo que no se puede hacer es no votar a un partido porque haya corruptos (trincones los hay y los habrá) Hay que avanzar sobre lo construído, porque costó mucha sangre, y eso es lo que se olvida, (y me duele que se olvide).
P.D. Yo soy de los que pensamos que la Historia se repite.
P.D. 2: Me congratulo y me solidarizo con la gente que de buena voluntad quiera intentar cambiar las cosas que estan mal (pero que no ataquen a las que están bien)
P.D.3: La lengua materna de todos nosotros es el Latín

Esmaliat dijo...

Kikko:Sobre lo de "Asamblea": entendiendo ésta como un grupo de personas que se reúnen para debatir sobre algo, valga el término. Yo, en el artículo, que intentaba hacer una breve pincelada sobre la teoría política de lo que es un "manifiesto", tomé el término asamblea en su sentido político, esto es: un órgano constituído al objeto de asumir total o parcialmente el poder legislativo. Igual no encuadré bien la acepción a que me refería.
P.D. Me gustan estos argumentos "cañeros" y bien fundamentados. A ver que te parece mi próxima entrada.

Kikko dijo...
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Kikko dijo...
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Kikko dijo...
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Kikko dijo...
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Kikko dijo...
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Kikko dijo...
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Esmaliat dijo...

Está muy bien luchar por una sociedad mejor, no porque a uno le vaya mejor en la sociedad.
Las asambleas (que en origen eran los centros de poder de las tribus) deben tener un poder decisorio para ser tales asambleas. Si no, carecen de sentido.Y por último...¿un cambio de modelo, qué implica exactamente? Saludos.
P.D. En mi próximo comentario, hablaré de reformas

Kikko dijo...
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ismo dijo...

Tras leeros creo que puedo estar de acuerdo con ambos. La percepción de lo que está sucediendo puede ser muy distinta porque es un movimiento bastante heterogéneo y, según la cara de ese movimiento con la que te hayas encontrado, puedes tener una opinión muy diferente. He escrito algo sobre ello en mi blog, así que os remito allí si os interesa leerlo.

Sí me gustaría discutir aquí lo adecuado de votar o no hacerlo y, en ese sentido, recordar lo obvio: que el voto es una opción constitucional, es decir, una alternativa contemplada por el propio sistema, que prevé así la posibilidad de que alguien decida, por ejemplo, que el sistema no merece su apoyo incondicional. Esa es la grandeza de la democracia ¿no? Admite su propia discusión, incluso desde un punto de vista argumentalmente extremo siempre que eso no signifique caer en el error de la lucha violenta, la revolución, el golpe de Estado. Eso es la abstención: un argumento extremo.
Aunque no siempre. A veces la abstención es simplemente el hastío de quien decide que, a falta de opciones políticas de su agrado, es mejor no dar su confianza, ni su tiempo, a nadie que no la merezca... y el hastío le puede llevar -es comprensible- a no ejercer el voto en lugar de votar en blanco. Yo puedo comprender esa postura, entre otras cosas porque también me he visto obligado a ser miembro de una mesa electoral después de ser sorteado en un bombo, más o menos de la misma forma que se sorteaban los reemplazos de la antigua mili. En definitiva, he sido obligado, a mi pesar, a prestar mi tiempo a la democracia y no veo por qué la democracia no puede hacer el pequeño sacrificio que suponga, en otra ocasión, que yo no le regale el tiempo indispensable para ir a votar. Mi propia pareja, porque el bombo no discrimina quién paga el pato, fue llamada a una mesa cuando un familiar cercana estaba en la UVI; a la preocupación personal del momento tuvimos que añadir otra, dictada por la bendita, ecuánime y solidaria ley electoral.

En cualquier caso, si esa justificación no gusta, tampoco es la única. Otra de más calado es pensar que, al contrario que lo que propones, votar no es un compromiso ineludible con las generaciones pasadas. Pensarlo es caer, en ese caso, en una red. Cierto que alguien en el pasado luchó por la democracia pero eso, a mi entender, no es motivo para que yo preste a esa democracia -a esa, no a cualquiera, no a la democracia como concepto- un apoyo incondicional. Definitivamente no creo en los héroes y pienso que quienes lucharon no lo hicieron necesariamente por motivos altruistas (algo de razón tendré si observamos en qué se convirtieron algunos de ellos y en qué convirtieron aquella Constitución de 1978, cargada de buenas intenciones).

Por otra parte, no votar puede suponer un serio toque de atención hacia una clase política que, a veces, raya peligrosamente en los límites de lo que no sería una democracia. El mensaje no puede ser más claro: si dejáis a la democracia desprovista de sentido, puede que mi fe se agote. Es un serio aviso que puede tener una sana intención. No votar no siempre es sinónimo de nostalgia por el totalitarismo sino, muy al contrario (e insisto, como prevé la propia democracia) un serio ejercicio de responsabilidad política.

Dicho lo cual, yo también me alegro de que este blog haya recuperado su actividad. Un saludo.

Esmaliat dijo...

Ismo: como está la cosa, no me extraña que se líe. Pero yo digo que hay que pensar las cosas. Dicen por ahí que esto es la "spanish revolution". Y yo me pregunto.¿saben lo que dicen los que hablan de revolución? Un saludo.

ismo dijo...

Buena pregunta. Yo creo que muchos de ellos no lo saben (igual que muchos votantes tampoco saben realmente qué están votando).

En cuanto al concepto "revolución", comparto plenamente tus reservas. Las revoluciones, de acuerdo a la definición común, acarrean siempre procesos violentos y casi siempre sangrientos. Por no decir -lo expresas claramente en tu entrada sobre la reforma agraria- que suelen desembocar en una situación muy parecida a la que pretenden corregir. Por principio creo que un proceso reflexivo de cambio siempre es mejor que uno presuroso y visceral y, además, frecuentemente, a la larga, suponen un cambio más radical los primeros que los segundos. Se podría decir que el reformismo es más revolucionario que la revolución misma.

Kikko dijo...
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