lunes, 29 de junio de 2009

Madre e hijo


La imagen de una madre mostrando a su hijo es tal vez la primera idea que a algún remoto hominido se le pasó por la cabeza representar cuando descubrió el poder del arte figurativo, por el tiempo en que superó la mera obtención de objetos útiles para pasar a algo más sublime: la obtención de "objetos inútiles". En el correr del tiempo, los más hieráticos arcaísmos escultóricos fueron superados lentamente por el grácil juego del movimiento entre la madre, que sujeta a duras penas a su niño, y éste, que se contorsiona inquieto bajo el brazo de aquella. Ahí está la gracia: un brazo que no vemos, sólo lo intuimos. De igual manera que la cansada madre dobla unas rodillas que tampoco vemos: las adivinamos bajo los ropajes de unas telas que tampoco existen. Unas telas rojas, que era el color mágico de la edad media, de la edad en que el hombre era consciente de sí mismo. El plegado de las ropas, el movimiento del cuello del niño, el juego de las manos entre la madre y el inquieto infante... son detalles que muestran un avance en la escultura románica. El gesto adusto de la madre, sus ojos almendrados.. son por el contrario, pruebas de su estilo arcaizante. Una talla impactante en suma, la que muestra la foto, que tomé en el claustro de la catedral vieja de Plasencia. La talla estaba sobre una columna a la entrada misma del claustro desde el acceso lateral de la vieja catedral románica de esta villa extremeña. Volveremos sobre ella.

jueves, 25 de junio de 2009

Que sea para bien

Se están sustituyendo las desgastadas estatuas del imponente pórtico de la Catedral de León por copias. El motivo es salvar de la destrucción unas tallas que llevan ahí colocadas 700 años. Después de todo ese tiempo, ya no pueden contemplarse en su conjunto. Que se preserven las piezas es sin duda lo primero, pero para el pobre peatón la pérdida es incalculable. Lástima. Incluimos en homenaje una foto del tímpano, jambas, arquivoltas y parteluz de la puerta principal antes de su desmonte. Que sea para bien.
Nota: La imagen de Santa María del parteluz ya es una copia. La estatua original se encuentra en la capilla central de la girola .

jueves, 18 de junio de 2009

Amistades peligrosas



Llamó mi atención en Salamanca la existencia de una iglesia dedicada nada menos que al Arzobispo de Canterbury, Tomás Beckett. Mi ignorancia quedó en evidencia cuando leí en el plano turístico que era un templo románico del siglo XII. Me entrañé, pues recordaba que el personaje vivió en esa época justamente. Cansado de tanto renacimiento pretencioso, seguí el plano y, subiendo una avenida que me sacaba del centro de la ciudad, llegué a una urbanización de bloques, a cuya espalda, y junto a un cruce semafórico, me topé con la iglesia de Santo Tomás Cantauriense, que se vé en las fotos. Un templo románico de exquisita sobriedad en su fachada, de una sola nave, y con un armonioso triple ábside orlado con pilastras y columnas. La cornisa del ábside semicircular del crucero presentaba decoración de modillones con representaciones de cabezas humanas y faunísticas y también motivos vegetales. Estaba cerrada, y no ví horario de visitas por ningún lado. He comprobado posteriormente que fue edificada en 1175, siendo la primera iglesia consagrada a Beckett fuera de Inglaterra. Este atractivo personaje,(del que para saber más, remito a mirar en Internet) fue asesinado en la catedral de Canterbury por caballeros de la casa del rey el 29 de diciembre de 1170, por haber denunciado ante el papa Alejandro III las famosas "Constituciones de Clarendon" de 1164, , que suponían una injerencia real en la jurisdicción eclesiástica. Lo paradójico del asunto es que el Arzobispo era amigo de toda la vida de Enrique II Plantagenet, conde de Anjou y duque de Normandía quien, por azar, asumió la corona inglesa en 1154. (vuelvo a remitir a internet o a cualquier manual para profundizar en el período)
Por esa amistad, su nominación como primado de Inglaterra no fue bien acogida por el clero inglés, que temía que el nuevo arzobispo fuera adicto al monarca. Para más inri, éste le nombró "Canciller Mayor". Pues resultó que el tal Beckett renunció a cargos y rentas y se aprestó a defender la independencia de la Iglesia respecto del poder real. La causa del enfrentamiento fue el juicio contra un clérigo de Sarum, que violó a una joven y mató a su padre para evitar su venganza. El prelado se negó a que en la causa intervinieran jueces seglares, y el cura violador y asesino sólo fue confinado en un monasterio. Y esto dió pie al rey para ordenar la redacción de las citadas constituciones de Clarendon, y a la postre, el asesinato de su ex-amigo. El papa Alejandro III reaccionó, haciendo santo al asesinado en 1172. ¡Sólo dos años después! La iglesia salmantina es de cinco años después. Desde su canonización, la tumba de Beckett en la misma Catedral se convirtió en centro de peregrinación. El primero en peregrinar a su tumba, obligado por el papa,fue el propio rey Enrique II, después de depurar responsabilidades en el crimen, y de exculparse él. Desde entonces, todos los reyes ingleses se coronan en Canterbury,... sobre los restos de Beckett. Todo un monumento a la amistad. Por cierto, esta historia inspiró la novela, que no tengo intención de leer, "Los pilares de la Tierra", de Ken Follet.
P.D.: La hija de Enrique, Leonor Plantagenet, casó en el mismo 1170 con Alfonso VIII de Castilla. Hablaremos también de ellos otro día.

lunes, 8 de junio de 2009

El claustro del ciprés



El Monasterio benedictino de Santo Domingo de Silos, en Burgos, es la gran obra por excelencia del medievo castellano, impulsada por el rey Fernando I, primero en llevar título real en el hasta entonces condado de Castilla. Construído entre finales del siglo XI y siglo XII, el claustro de dos pisos románico es una de las joyas del arte en España. Ejemplifica cual ninguno el uso central del claustro en un monasterio inspirado en la regla de San Bernardo, pues todas las dependencias monacales giran y convergen en torno al claustro. Las tandas más antiguas del misno, que se piensan son de la escuela del famoso Maestro Mateo (Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela) son célebres por su doble juego de columnas rematados en capiteles profusamente decorados con animales mitológicos, motivos vegetales, etc.. La tanda norte da a la iglesia. La este, a la sala capitular y al "scriptorium" donde los monjes medievales se afanaban en copiar los famosos manuscritos "silenses". La sur contiene la cocina en el piso inferior, y los dormitorios en el superior; siendo la oeste la reservada a hospedería. El patio de un monasterio es el lugar indicado por la regla para la meditación del monje, de ahí el lugar central de este elemento. En él fue plantado un ciprés en 1882, que hoy en día supera los 25 metros de altura. Lamentablemente, desde nuestra ubicación no fue posible una foto del árbol, y, siguiendo nuestra norma, este blog sólo comenta fotos de "esmaliat"; pero aún así llega a apreciarse. Cabe decir que por desgracia, el claustro es el único elemento románico del actual monasterio, porque la iglesia y el resto de dependencias son barrocas, siguiendo el estilo barroco-clasicista de Ventura Rodríguez, quien lo diseñó. Las zonas barrocas desmerecen mucho la belleza del patio y claustro de doble piso, único en su género, completado además por el rico artesonado, y por los famosos altorrelieves de las esquinas, como el de "la duda de Santo Tomás"(entrada anterior) o "Mujeres ante el Santo Sepulcro". (ver foto).
El monje silense fray Justo Pérez de Urbel escribió en su obra "In terra pax" un extenso poema dedicado al ciprés: "Silencioso ciprés, cuya negra silueta/como un dedo gigante me señala una meta/allá lejos, muy lejos...; un palacio de bruma/una isla de oro, una ilusión de espuma/la sombra imperceptible de una sombra querida/que sin cesar persigue el alma dolorida.