domingo, 31 de mayo de 2009

La duda


De hacia el año 1100 es la fecha de datación de este relieve de la "Incredulidad de Santo Tomás". Está situado en uno de los pilares esquineros del claustro del monasterio de Santo Domingo de Silos, en Burgos (del que hablaremos en otra ocasión) El relieve por sí sólo está considerado una obra cumbre de la escultura románica universal, y no está sólo. En cada uno de los machones de las esquinas del claustro hay un relieve similar, pero éste es de mayor consideración por los entendidos, debido al avance técnico que supone el plagado de las ropas de los personajes, que parecen movidas por el viento, y también por el estilizado alargamiento de sus figuras, con las piernas cruzadas para dar ilusión de movimiento. La escena representa el relato bíblico de la duda de Santo Tomás, que, incrédulo ante la supuesta resurrección de Cristo, había dicho a las demás apóstoles que hasta que no metiera la mano en el costado de Cristo no creería que era él. Y así lo hace en la escena del relieve, en presencia de los apóstoles, más San Pablo, al que se le representa habitualmente junto a San Pedro. (son los dos personajes a continuación, siendo San Pablo el calvo de frente arrugada) También es reseñable en este aspecto, la novedad que supone la disposición del apostolado en torno a Cristo. Hasta entonces estas representaciones se habían hecho en los frisos de los templos y en orden, estando Cristo siempre en medio. Aquí hay una inversión de ése orden que se sacrifica en aras de la composición, estando los personajes principales en la parte inferior. Toda una audacia, para representar el drama de la duda. Cuestión ésta fundamental del cristianismo, y del hecho religioso en sí mismo. Podría decirse que toda religión tiene como fundamento la fe de sus seguidores, de suerte que, ante cualquier atisbo de duda, la fe puede resquebrajarse, incluso perderse. Por eso a continuación, Cristo dijo aquello de "bienaventurados aquéllos que crean sin haber visto", que debió dejar al incrédulo Tomás bastante chafado. En definitiva, caben dos posicionamientos del ser humano ante todo lo que se le aparezca como un misterio: tener fe en alguna creencia; o ponerla en duda, pensando que habría que comprobar eso tan inexplicable, como pretendía hacer Tomás. Cada uno elija la postura que prefiera: creer sin ver... o dudar. Como decía la frase que no sé qué pensador y que hace muchos años me dijo un amigo seguidor de este blog: "Si Dios existe, me perdonará esta duda".

sábado, 23 de mayo de 2009

Apuntando al cielo


La Catedral de Barcelona, tal vez por hallarse en una ciudad de ingente desarrollo arquitectónico y urbanístico, no goza de la fama que debiera por su categoría. A ello también contribuye el hecho de que el gótico catalán no ha gozado tradicionalmente de un juicio crítico más favorable, en nuestra opinión por el simple hecho de no atenerse de forma estricta a los cánones del gótico "radiante" del siglo XIII, considerado el más esencial de los "góticos". Craso error, pues deja en segundo lugar joyas de primer nivel como ésta catedral. Se ha denominado al gótico del levante español y suroeste francés de "racional", porque una de sus cualidades es el aprovechamiento del espacio en detrimento de algunos elementos arquitectónicos como ventanales, arbotantes ... sustituídos por pequeños óculos los primeros ycontrafuertes los segundos, que permiten además un mayor espacio interior en la nave central, que es de mayor anchura en relación con las laterales, como se aprecia en la foto de la fachada. Esto da mayor luminosidad interior, al tiempo que un aspecto más murario, causa de la minusvaloración del estilo de estas regiones. Pero en realidad estos cánones obedecen a cuestiones de lógica espacial, de racionalismo y funcionalidad. La mayor sobriedad y robustez del gótico del midi francés y de Cataluña en relación con el estilo "radiante", no le restan belleza, antes al contrario, le otorga un mayor sentido de unidad y claridad espacial. Las tres naves catedralicias alcanzan casi la misma altura, aunque sin llegar a la tipología de "hallenkirche" alemana (de salón). Iniciada en 1298, se remató en el siglo XV con torre caladas, al estilo alemán, y con esa enorme "punta de flecha" sobre las arquivoltas del pórtico, en vez de rosetón, sustituído por una estrella de seis puntas con aberturas. Este estilo se llamó "flamígero" por algunos, al recordarles esas agujas a unas llamas. Esta catedral tiene la suerte de no haber sufrido saqueos, ni alteraciones barrocas. Todas las capillas interiores conservan los retablos de época, los ejecutados originalmente en el siglo XV, por lo que además de un templo gótico excepcional, la catedral es un verdadero museo. Se conserva tal cual se la concibió. Además, un ascensor nos eleva hasta el techo de la iglesia. Desde la techumbre de una nave lateral se aprecia el calado de una de las torres laterales (ver foto). Las vistas de la ciudad y del mar Maditerráneo son espectaculares desde lo más alto de un edificio que, como es intención del arte gótico, apunta al cielo.

lunes, 18 de mayo de 2009

El torreón



































Muestran estas imágenes el sorprendente torreón que corona la iglesia de San Miguel de Palencia, un templo que se empezó a construir en el siglo XI en estilo románico, pero que se completó en estilo protogótico. Teniendo similitudes con la catedral de Ávila, de la misma época, supone un ejemplo magnífico de edificio transicional entre los dos grandes estilos arquitectónicos medievales. Así, tenemos un templo de tres naves con cabecera triconque y arcos de medio cañón que conservan una rigurosa isostasia; junto a un remate en altura que observa arcos apuntados, incipientes ventanas con vidrieras y bóvedas cuatripartitas. Si los primeros elementos responden al más académico de los románicos, los segundos anuncian el próximo esplendor del gótico. Pero lo sorprendente del templo es el enorme torreón, rematado ya en el siglo XIII, que más parece el de un castillo que el de una iglesia, y que se eleva hasta los 70 metros de altura. Mira al río Carrión a su paso por Palencia, y marcó durante siglos el límite de la provincia. Su extraordinaria altura le hizo uno de los "rascacielos" de la Edad Media, y de hecho tuvo problemas de apuntalamiento cuando se produjo el famoso terremoto de Lisboa. Y entre Lisboa y Palencia hay una distancia respetable.
Hoy día no goza el singular edificio de la fama debida, y eso que, aunque hay otras versiones, parece cierta la que relata que fue en esta iglesia palentina en la que contrajeron matrimonio Rodrigo Díaz de Vivar, conocido por el "Cid", y doña Jimena.

lunes, 11 de mayo de 2009

Los escalones de Abomelic


A principios del siglo XIV el gran rey castellano Alfonso XI tenía en jaque constante al reino nazarí de Granada. Uno de los bastiones inexpugnables de los musulmanes era Ronda. Los granadinos pidieron ayuda al rey de Fez, Yusuf Abu Jacub. Su hijo, Ab dul-Malik, llamado por los cristianos Abomelic, desembarcó con un ejército de infantería más 7000 jinetes en Algeciras. Derrotó a los castellanos, y se proclamó rey de Ronda. Abomelic construyó en la ciudad palacios y mezquitas, y además dotó a la ciudad de una obra de ingeniería única, al objeto de subir agua desde el río hasta la población. Para ello debía salvarse la altura del conocido Tajo de Ronda. Detrás del convento de Santo Domingo se encuentra la llamada "casa del rey moro", que es en realidad un palacete barroco, famoso por sus jardines colgantes literalmente adosados a las paredes de la espectacular garganta del río. Pero desde ellos se accede por un arco, a una zona que sí es musulmana. Abomelic mandó excavar una escalera en plena roca. Vicente Espinel se refiere a la escalera como "una de las más memorables obras de la antigüedad en España". Conocida por "la Mina", dice la tradición que tiene 365 escalones y que se empleó un año en su construcción, a escalón por año. Se fueron aprovechando las oquedades en la roca caliza para construirla; y donde era necesario se sostuvo con arcos de ladrillo, se iluminó con ventanas arpilleradas y a tramos se cubrió con bóvedas de medio cañón. Desemboca tras una bajada, que por momentos se hace eterna, en el mismo lecho del río a través de arcos agudos de ladrillo. La sucesión de fotos muestra estos elementos. La llamada "mina" es en realidad un manantial de agua que brota de una profunda hendidura en la peña. De hecho el descenso es peligroso por la cantidad de agua que baja constantemente por paredes y escaleras. Yo pude bajar con un amigo acompañado por un espeleólogo que descendió delante nuestro. De ese agua dispuso Abomelic que se sirviera la ciudad. El penoso trabajo de subir el agua en zaques (especie de odres) corría a cargo de los cautivos cristianos apresados en la guerra. En la frontera se hizo famosa la expresión: "¡En Ronda mueras acarreando zoques!". No existe construcción en el mundo ni parecida, y la visión desde el mismo río es grandiosa, estando las casas arriba de las escarpadas rocas (véanse fotos).
En 1338 las tropas de Alfonso XI se enfrentaron a las del rey de Ronda. En esa batalla, Abomelic encontró la muerte a manos de un soldado de Jerez de la Frontera: Diego Fernández Herrera.





miércoles, 6 de mayo de 2009

Vara de justicia









En el monte Naranco, a las afueras de la ciudad de Oviedo, encontramos las dos muestras más representativas del período ramirense del aret astur. Se trata de las edificaciones de Santa María del Naranco y de San Miguel de Lillo, mandadas edificar por el rey Ramiro I, quien reinó entre 842 y 850. Suponen un avance extraordinario en el uso de la bóveda, y en la sujeción en altura con el uso de contrafuerte, que en el interior se corresponden con arcos fajones, en el caso de Santa María; y con la articulación volumétrica a diferentas alturas en el caso de San Miguel. Santa María presenta además una serie de medallones tallados con figuras de animales y alegorías, que son todo un precedente de las futuras iconografías románicas. San Miguel presenta también una decoración escultórica en las jambas de su fachada que tienen la forma de un díptico consular de los del bajo imperio romano, pero que, si seguimos la teoría del profesor Bango, podría ser el propio monarca el representado, lo que sería una prueba de la política de acrecentamiento del poder real practicada por Ramiro I.
Santa María no es en realidad una iglesia, sino posiblemente el aula regia de Ramiro, construída en una doble planta. A la superior se accede por unas escaleras exteriores (ver fotos) Es un edificio único es su especie. Las cámaras inferiores son de utilidad desconocida. En cuanto a San Miguel, distante unos cien metros, era la iglesia votiva o de oración del rey, y sólo se conserva de ella el cuerpo principal y el trasepto, pues el cuerpo de la nave se perdió. Conserva en su interior lo que debería ser el atrio real, de fábrica de mampostería.
Este rey astur sucedió al gran Alfonso II, llamado el casto por no haber tenido descendencia, por se hijo de Bermudo I "el diácono". Alfonso había trasladado la capital del reino desde Cangas de Onís hasta Oviedo. La sucesión fue difícil, porque el cuñado de Alfonso, el comes palatii Nepociano, se hizo ungir rey apoyado por astures y vascones, y Ramiro hubo de apoyarse en condes gallegos para apresar a Nepociano, al que sacó los ojos y encerró en un convento. Cuando accedió al trono contaba Ramiro más de sesenta años, y desplegó una energía inusitada contra sus adversarios. Coetáneo del gran emir cordobés Abd al-Rahmán II, zanjó todas las disidencias provocadas por el carácter electivo de la monarquía astur, sacando los ojos de cuantos caían en sus manos, lo que le valió el apodo en la Crónica Albendense de "vara de justicia", por su carácter vengayivo y justiciero, contra enemigos políticos y también contra bandidos y ladrones a los que aplicó la misma justicia. A adivinos y hechiceros, que abundaban todavía afines a los ritos de raiz celta, los mandó a la hoguera después del pertinente vaciado de ojos. Aún tuvo tiempo el veterano rey de derrotar por dos veces a los vikingos, que por entonces lanzaron razzías contra la costa de su reino, y también al hijo del emir cordobés, el futuro Muhammad I, que fue enviado por su padre a repeler a los astures que repoblaban el valle del Esla hasta la ciudad de León. A su muerte, liquidados todos los disidentes, a nadie le quedaron ganas de protestar cuando heredó la corona, que se hizo patrilineal a partir de aquí, su hijo Ordoño I ¡Cómo se las gastaba el viejo!