martes, 15 de junio de 2010

La cripta del rey tonsurado



Uno de los reinados de la monarquía visigoda que conocemos con mayor profusión de detalles es el del rey Wamba, merced a la crónica de su coetáneo, el obispo primado de Toledo Julián, titulada "Historia excellentíssimi regis Wambae". Este rey fue elegido por obispos y nobles de la corte el mísmo día de la muerte de Recesvinto, el 1 de Septiembre de 672. La monarquía visigoda era electiva, y para ser elegible se requería ser godo, de estirpe noble, y no haber recibido la tonsura ni la pena de decalvación (para los godos peor que la de muerte); según las disposiciones de los sucesivos concilios toledanos. Hubo de enfrentar Wamba una rebelión en la Galia Narbonense, para sofocar la cual envió al duque Paulo al frente del ejército, como "dux exercitus".
Pero Paulo hizo defección al rey y, puesto al frente de los rebeldes y con el apoyo de algunos duque godos, se hizo ungir como "rex orientalis", secesionando territorios del reino toledano. Después de una guerra relatada por julián en su "Historia Wambae", Paulo fue derrotado y trasladado a la Toledo de forma ignominiosa. Julián nos relata así la entrada en la capital visigoda del jefe rebelde y sus cómplices: " Iban a lomos de camellos, cubiertos de harapos, con las cabezas decalvadas, rapadas las barbas y los pies desnudos, y Paulo marchaba al frente del infamante cortejo, con una raspa de pescado a modo de diadema, en burlesca memoria de la corona que había pretendido").
En la comitiva de regreso de Wamba, éste se trajo, además de a sus enemigos prisioneros, las reliquias de un noble galo, martirizado en el siglo V,Antolín, y le hizo erigir un mausoleo funerario o templo, lugar donde se veneraran sus restos, a orillas del río Carrión, donde revitalizaría con ellos la sede episcopal de Palencia. De esta construcción visigoda del siglo VII se conservan los restos ubicados al fondo de la cripta de San Antolín, en el subsuelo de la catedral palentina. (véase foto).
Pero esta puesta en valor de sedes episcopales del rey Wamba, no fue muy del agrado de los obispos cortesanos de Toledo, Julián entre ellos, que prepararon una conjura contra el rey.Así sucedió que, en la noche del 14 de Octubre de 680, los magnates toledanos hallaron al rey privado de sentido y le creyeron en trance de muerte. Siguiendo la costumbre, le sometieron al rito de "penitencia pública", para que el rey cristiano muriera piadosamente. Le cubrieron con un cilicio, se trazó una cruz de ceniza sobre su cuerpo, y se le aplicó la tonsura (esa calva en la coronilla que hasta el Concilio Vaticano II se les hacía a todos los sacerdotes) Como queda dicho, según los concilios, el rey quedó así inhabilitado para la corona. Ya era "penitente público" como lo recogía el "Liber ordinum" de la iglesia visigoda. Cuando el rey despertó y se encontró tonsurado, o, lo que era lo mismo, "velut mortuus huic mundo" (muerto para este mundo) hubo de retirarse a un monasterio en Burgos, y fue elegido Ervigio, oscuro conde de origen griego.... pero eso ya es otra historia. La trama, en la que participaron entre otros, Julián, Ervigio, y varios obispos, consistió en hacer beber al rey "esparteína" en un brebaje, causante de la pérdida momentánea del sentido.
La cripta que hoy cubre el vestigio del templo visigodo es románica del siglo XI, y pervive de la antigua catedral, derruída para construír en estilo gótico-plateresco la actual. Estos restos quedan así hoy día bajo el coro de la magnífica seo palentina, que por cierto, dado el inexplicablemente escaso interés turístico que despierta, es conocida como "la bella desconocida".

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