martes, 1 de junio de 2010

Mozárabes del siglo X



Cuando Abd Al-Rahmán III asumió el título califal en 929, muchos monjes de Al-Andalus optaron por emigrar al norte, y formar comunidades monásticas al amparo de los reyes leoneses en las despobladas tierras de la meseta. Una importante militarización caracterizó al conformado califato Omeya, y ello, junto a la cada vez mayor preocupación en la comunidad mozárabe por el creciente aumento de las conversiones al Islam; hizo que muchos religiosos recalaran en el norte, donde construyeron sus cenobios. De aquellas monasterios nos han llegado a nuestros días algunas de sus iglesias. La mayor que se conserva de estas construcciones mozárabes del siglo X es la de San Cebrián de Mazote, en la actual provincia de Valladolid. Aquellos monjes andaluces, cordobeses tal vez, orgullosos y añorantes de su patria, conformaron sus templos al estilo de la mezquita cordobesa, empleando el arco de herradura, que a su vez, tuvo su origen en los edificios visigodos. Así que estos andaluces fueron un factor fundamental en la repoblación de las tierras de la meseta, y sin ellos, el proceso de lo que se conoce por "Reconquista" hubiera tenido sin duda otro desarrollo.
Este templo de San Cebrián presenta entre otras particularidades el de ser "contra-absidiado", como puede verse en las fotos contrapuestas de la nave central. Esta tipología responde a la necesidad litúrgica del rito mozárabe, el usado por la iglesia hispana hasta la reforma gregoriana. Otra singularidad es que presenta capiteles en sus columnas labrados a trépano, esto es, esculpidos sobre piedra a mano usando este instrumento. Aunque algunas de estas columnas son de la época, otras son visigodas reutilizadas. De planta de tres naves, y techumbre de madera a dos aguas, nos obsequia esta iglesia con un interesante conjunto de esculturas barrocas de la escuela vallisoletana, destacando la Asunción de alabastro del siglo XVI, sobre un cristo yacente del XVII de la escuela de Gregorio Fernández, o una preciosa Piedad, que se halla sobre una hornacina de doble arco horadada en una de la naves laterales. Obsérvese al arco, al estilo de la mezquita de Córdoba, sobre el dintel de la puerta. Tan orgullosos estaban estos cristianos andaluces del edificio más importante de la principal ciudad del mundo en aquellos años, la capital de su tierra. Desterrados y protegidos por los reyes del norte, rememoraban así la mezquita de los Omeya.


5 comentarios:

ismo dijo...

Y yo creía que era un conocedor aceptable de nuestro patrimonio histórico-artístico... aunque no puedo negar que me satisface pensar que todavía tengo tantas cosas por descubrir como las que nos estás mostrando en tus artículos.

El de hoy me ha parecido un artículo excelente, ideal para comprender cuál era la situación social en aquellos tiempos. La consideración que haces al final me parece especialmente atinada: consigues que sintamos el pesar que debieron sentir aquellos cristianos a los que las circunstancias obligaron a emigrar al norte.

Algo tan sencillo como el entrecomillado de "Reconquista" es enriquecedor para cualquiera que se haya acostumbrado -mal- a considerar aquellos procesos históricos como una simple aventura militar más o menos dilatada en el tiempo.

Mis felicitaciones.

Esmaliat dijo...

Uno es también un andaluz emigrado al norte, "ismo"; así que me es fácil empatizar con aquellos antepasados paisanos míos que hicieron lo mismo. Aprovecho tu halagador comentario para comentar que la única pretensión de este blog es comentar las sensaciones de servidor ante lugares que he tenido la fortuna de ver por mí mismo. por ello sólo uso fotos propias. (otra cosa no me parecería honesta habida cuenta de mi intención) Gracias por leerme.

Kikko dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Kikko dijo...

Interesante mezcla de culturas, desde luego.
Menudo 'cacao' debían de tener algunos, con las tres religiones pugnando por captar fieles; reyes y nobles pugnando por ganar tierras y súbditos; fronteras movedizas e inestables, musulmanes, judíos, cristianos viejos, conversos de todo tipo -imagino que alguno hasta varias veces en su vida-...

Esmaliat dijo...

Sí era un poco "cacao", Kiko, aunque en el caso del centro monacal que nos ocupa cabe imaginar un mundo ruralizado, de escasa densidad poblacional, y simple zona de paso ocasional de tropas, más en sentido este-oeste que norte-sur, como suele entenderse. El patronazgo regio de estos monasterios tenía la finalidad de articular y cohesionar el territorio ante posibles necesidades futuras de tierras, lo que pasaría a compás justamente del fortalecimiento del poder de la realeza. La mezcla de religiones se dió en las ciudades de Al-Andalus, regidas por la nobleza árabe poseedora de la propiedad la tierra pero absentista y urbana. Como ves, dos realidades muy distintas.