

Uno de los más antiguos cenobios altomedievales que se localizan en las áridas tierras de los páramos de la submeseta norte, era el de San Benito, en la villa de Sahagún, en plena "Tierra de Campos". Esa zona de nadie fue, en los albores del medievo hispano, la mejor defensa frente al Islam, y posteriormente, tras la conformación del condado castellano, motivo de seculares disputas entre Castilla y León. La región entre los ríos Cea y Pisuerga, dote de doña Sancha, esposa del primer rey de Castilla, Fernando I, y nuera por tanto del ilustre Sancho III el Mayor de Navarra; es la cuna también de un arte llamado románico-mudéjar, que para no quedar perdido en ese auténtico "cajón de sastre" que es el "mudéjar" (aquí se ha venido en llamar así a todo arte posterior al período del románico clásico) uno prefiere llamar "románico de ladrillo". Y es que son ciertamente pobres estas tierras meseteñas en piedra. Y por ello no es infrecuente la presencia de construcciones al estilo románico, pero hechas en ladrillo de adobe. Este magnífico ábside que ilustra el presente comentario corresponde a la iglesia de San Tirso de Sahagún. Erigida en el siglo XIII sobre las ruínas del viejo monasterio de San Benito (hoy desaparecido, pero documentado desde época visigoda), se inició en piedra aún en la centuria doce, pero a las pocas hiladas, y cual se aprecia en las fotografías, se continuó en ladrillo de adobe. Se convirtió así en la primera iglesia hispana, posiblemente, que sustituyó a un material por el otro, considerado más burdo, menos digno, más pobre. Las columnas de piedra del ábside central (véanse fotos) se continuaron con pilastras de ladrillo, rematadas en una doble arquería de medio punto. Los dos ábsides laterales son de ladrillo enteramente. Así, un cambio que, en principio, pudiera tacharse de indigno, de inapropiado, acabó convirtiéndose en fundacional de un nuevo modo arquitectónico, aunque aún, (en mi modesta opinión al menos) dentyro del románico. Así lo prueba, por ejemplo, la esbelta torre cuadrangular que corona el crucero, y que responde a una de las tipologías románicas (al estilo catalán y lombardo). Aquí vuelve a emplearse la piedra, en algunas de las columnas del campanario. Pero no son columnas del siglo XIII. Son romanas, posiblemente de los siglos IV y V, procedentes de antiguas villas de terratenientes romanos destuídas por las invasiones bárbaras, y aquí reutilizadas...800 años más tarde.